El agua potable de red no está libre de impurezas y por lo tanto, por más que haya sido tratada, posee micro partículas que con el tiempo, permite el desarrollo de bacterias y microorganismos que en algunos casos pueden producir enfermedades, como hepatitis, cólera o diarrea. Sumado al hecho de que están expuestos a la contaminación ya sea por partículas en suspensión, sarro o acumulación de suciedad en su interior, es necesaria la correcta higiene de los mismos.
Por ello se recomienda que los tanques tengan su respectiva tapa, sin fisuras o roturas y realizar una limpieza y desinfección de los mismos, al menos dos veces al año.
¿Tu tanque está limpio?